sábado, 26 de octubre de 2013

LA VIDA SENCILLA DE SANTA ROSA DE LIMA

Se cuenta que a los 3 meses
de nacer, la criada que 
la cuidaba, quedó maravillada:
el rostro de la niña,
asemejaba a una Rosa Encendida.


                                                                                             


          Santa Rosa, nació en Lima, dulcemente reclinada a los pies de Los Andes, el 20 de abril de 1586, en el seno de una familia numerosa, como una rosa sin espinas, su  madre María de Oliva, la llamó así cuando la tomó entre sus brazos, a minutos de nacer.
          Fue bautizada en honor de su abuela y madrina con el nombre de Isabel, el día de Pentecostés. Cuando llegó a los 20 años, después de una adolescencia feliz y una juventud dedicada a Cristo, se dispone a tomar el hábito de terciaria de Santo Domingo.
          Cuentan diversos autores que mientras ponían el hábito a su hija, la madre vio a la Virgen La Reina de los Ángeles bajar de su trono y abrazar a su Rosa con ternura inefable, en ademán de llevársela al cielo.
          Quería ser imagen viva de la pasión de Cristo. Para semejante propósito, se colocó en la cintura una cadena de hierro a imitación de las sogas con que Jesús fue amarrado. Ingería hiel de carnero mezclado con vinagre, como penitencia los viernes de cuaresma.
          De entre los animales que la rodeaban, su favorito era el Quetzal, un ave de magnífica elegancia y colores vivos hermosos, se instalaba encima del techo de su celda y desde allí parecía dirigir el canto de las otras aves del lugar.
          Rosa de Lima, les acompañaba a veces al ave con sus instrumentos el arpa o la vihuela y entonaba bellas canciones o poesías dirigidas al Redentor. A partir de los 27 años empezó  a enfermar con gravedad. 
          Luego se trasladó a un lugar cercano, donde pasó los últimos años cultivando flores. En 1617, cuatro meses antes de morir se le presentó la última enfermedad con dolores intensos, en un cuerpo llagado y abrasado de fiebre.
          Solo la imagen de Cristo Crucificado podía distraerla en su sufrir. A media noche, hizo la señal de la cruz y levantando los ojos al cielo repitió 3 veces: Jesús sea conmigo, Jesús sea conmigo, Jesús sea conmigo, y expiró.
          Cuando el Papa Clemente IX en su proceso de canonización expresaba su excepticismo, acerca de su santidad. Exclamaba:-¡hum,hum!- ¿Santa?- y Limeña?-Antes creería en una lluvia de rosas-, y en aquel instante mismo, una lluvia de rosas cubrió la mesa del Pontífice.
          Éste Papa, no sólo la beatificó, sino que también la nombró " Patrona del Perú" y también de toda la América!.


Fuente: Del libro Biografía de Santa Rosa de Lima.
*********************************************************************************

No hay comentarios:

Publicar un comentario